Proyecto gratuito para Institutos de Secundaria

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Proyecto subvencionado por el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha

PROYECTO DE CONCIENCIACIÓN, SENSIBILIZACIÓN Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA MACHISTA EN CONTEXTOS ESCOLARES

CABALLO DE TROYA”

Justificación

La violencia machista como lacra social: gestión en contextos escolares.

En primer lugar, podemos adscribirnos a la definición de la violencia de género como “el ejercicio de la violencia que refleja la asimetría existente en las relaciones de poder entre hombres y mujeres, puesto que es una violencia ejercida por quien posee –o cree poseer– un poder legitimado desde una posición de dominación”1. Esto supone, en el marco escolar, una posición de dominio de los chicos sobre las chicas, que hace que puedan emitir de manera recurrente y más o menos visible, conductas machistas en dicho contexto.

Por esta razón, resulta tan importante la prevención y la sensibilización por parte de todos los agentes educativos para la detección, comprensión e intervención eficaz, tanto en materia de prevención como de resolución de las conductas, estereotipos, imágenes y actitudes que puedan dar cobertura o que, en sí mismas, justifican la violencia de género en chicos de corta edad en los centros escolares.

En los estudios sobre la visión que los jóvenes tienen de la violencia machista se constata, una vez tras otra, que el problema existe. Por ejemplo, un 25% de los chicos y un 22% de las chicas de 12 a 24 años está algo de acuerdo en que “el hombre que parece agresivo es más atractivo”, según un estudio del Centro Reina Sofía para la Infancia y la Juventud de 2015, y un 32% de los chicos y chicas de 14 a 19 años ve normal la existencia de celos dentro de la pareja, según otro estudio del mismo organismo de ese mismo año. Mientras, un 21,2% de los jóvenes de 15 a 29 cree que la violencia de género es un tema “muy politizado, que se exagera mucho” y un 27,4% la ve una conducta “normal” dentro de la pareja, según un barómetro del mismo organismo del 2017.

Por otra parte, es innegable que la violencia machista es hoy, sin duda y por mucho que pretenda negarse, una de las lacras sociales más complejas y difíciles que estamos viviendo como ciudadanos y ciudadanas en una sociedad global. Ningún ámbito de la vida social está exento de este tipo de comportamientos, ejercidos desde una consideración jerárquica de las personas, desde un patriarcado donde se considera al hombre como superior a la mujer y legitimado para realizar ciertas prácticas, y el ámbito escolar no es un ámbito social diferente.

El ámbito escolar no es un ámbito social que esté exento de estas conductas machistas. Más aún, en los últimos años se viene identificando en diferentes estudios una tendencia negativa en la comunicación empleada en la relación entre chicos y chicas, de tal forma que se identifican patrones conductuales y comunicativos machistas y sexistas. Esta “deriva relacional” orienta hacia la necesidad de mejorar el lenguaje para que éste sea más inclusivo y no sexista, al igual que hacia la implantación de estrategias de modificación de las conductas machistas. Por tanto, la prevención de la violencia de género en los contextos escolares surge, más que como una demanda de determinado colectivo, como una necesidad, dada la presencia y generalización de actitudes de violencia machista hacia las mujeres en la sociedad actual, las cuales tuvieron su origen en los procesos de socialización temprana, momento en el que ya hay que empezar a actuar. La violencia de género está claramente vinculada con la violencia machista, no solo desde el punto de vista conductual, sino que eminentemente es el lenguaje y la forma que tenemos de relacionarnos lo que influye de forma en nuestros comportamientos.

Aunque el enfoque es un poco diferente al propio de este proyecto, cabe destacar que el proyecto de investigación «¡EstamosAquí!» [‘WeAreHere!’], de La Fundación “La Caixa”, que aborda el problema de la violencia machista desde la perspectiva de los niños y las niñas con objeto de contribuir a una detección precoz de este tipo de violencia desde el entorno escolar, encontró, entre otras cosas, que los centros educativos llevan a cabo un tratamiento poco sistematizado de la violencia machista y cuando abordan este tema, normalmente hablan de violencia física (90%), seguida de violencia sexual (78%) y de violencia psicológica (76%), y lo hacen, principalmente, sirviéndose de información gráfica (pósteres, folletos, etc.), de un modo puntual en días especiales y en función, sobre todo, de la persona docente y de la etapa educativa. Tan solo el 22% del profesorado afirma que la temática está integrada en el proyecto educativo de centro.

De esta forma, se hace inexcusable la necesidad de mejorar los proyectos preventivos e innovar de cara a un enfoque más activo en este ámbito. Los centros escolares deben ser un espacio de respuesta y acción inequívoca para prevenir la violencia machista, realizando actuaciones orientadas a la sustitución de las conductas machistas por conductas basadas en la igualdad, si lo que verdaderamente queremos es una sociedad sin exclusiones y una promoción activa de la igualdad entre sexos.

Es evidente que el contexto educativo tiene una elevada relevancia a la hora de la sensibilización y prevención de las conductas machistas y, por extensión, la violencia machista. Por ello es importante realizar propuestas formativas para docentes, familias, y, por supuesto, estudiantes, centrándose este proyecto en estos últimos y, especialmente, en los chicos.

Por último cabe indicar que el programa se encuentra vinculado directamente con los contenidos curriculares de educación primaria según se recogen en el Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, por el que se establece el currículo básico de la Educación Primaria, y en concreto en el punto 3 del «Artículo 10. Elementos transversales» dónde se recoge «Las Administraciones educativas fomentarán el desarrollo de los valores que fomenten la igualdad efectiva entre hombres y mujeres y la prevención de la violencia de género, y de los valores inherentes al principio de igualdad de trato y no discriminación por cualquier condición o circunstancia personal o social. Las Administraciones educativas fomentarán el aprendizaje de la prevención y resolución pacífica de conflictos en todos los ámbitos de la vida personal, familiar y social, así como de los valores que sustentan la libertad, la justicia, la igualdad, (…) y de cualquier tipo de violencia.

Además ASIO viene colaborando con el Instituto de la Mujer de Castilla – La Mancha desde el año 2020, desarrollando un taller que denominamos «Escape Room – El poder de la Igualdad» el cual hemos realizado con gran éxito, a lo largo de 3 años tanto en Colegios como en Institutos de diversos municipios de nuestra región, llegando tanto a municipios grandes como a municipios que cuentan con menos de 5000 habitantes. En el año 2020 trabajamos con 346 menores, en el año 2021 con 380 menores y en el 2022 con 331 menores.

El desarrollo de la identidad personal, las conductas machistas y la importancia del grupo de iguales.

Para comprender la especial relevancia que sobre este tema tienen las experiencias que se viven en la infancia y en la adolescencia conviene recordar que el ser humano nace con una gran plasticidad para adaptarse al entorno, que es máxima en las primeras edades y va reduciéndose con la maduración. Los modelos y expectativas sociales básicos –entre los que se encuentra el sexismo o su antítesis, la igualdad– una vez aprendidos, tienden a mantenerse, actuando como como un marco relacional más o menos estable (creencias, valoraciones, actitudes, emociones, etc.) que es utilizado para dar significado al mundo social y emocional propio y ajeno, para interpretar y modular las relaciones, juzgar lo adecuado o inadecuado, regular la conducta (lo que se piensa, se siente y se hace), pudiendo actuar incluso como expectativas que se cumplen automáticamente. Y el problema radica en que muchas investigaciones señalan que los estereotipos machistas parecen ser especialmente resistentes al cambio, por lo que es importante actuar cuanto antes, mejor.

El contexto escolar constituye uno de los espacios que más poderosamente influye en la construcción de la identidad personal de los niños, niñas y adolescentes, y de su futuro proyecto de vida, a través de la construcción de un conjunto de rasgos de pensamiento, de valoraciones, de afectos, de actitudes y de comportamientos, que se asumen como típicos y como referentes del deber ser y de pertenencia, según se sea hombre o mujer. Estos rasgos que revelan la identidad de las personas, contienen a la vez elementos asociados a los atributos, a los roles, a los espacios de actuación, a los derechos y obligaciones y a las relaciones de género. Por ende, es un contexto en el que se irán configurando modelos de relación entre hombre y mujeres y es un modelo ideal para las actuaciones preventivas. Pero esta modulación de los modelos de relación no solo se desarrolla a partir de la interacción académica o con las personas adultas del entorno (profesorado), sino que adquiere especial relevancia el contexto social próximo, el grupo de iguales.

En esta línea, son muchas las propuestas y proyectos que se vienen haciendo desde hace años, en entornos educativos para lograr una educación en igualdad y la prevención de la violencia machista. Sin embargo, también somos conscientes de que el impacto de estos proyectos, generalistas en la mayoría de los casos, tienen un impacto reducido ya que muchas de las conductas machistas de discriminación entre estudiantes es algo más bien invisible, que se da entre estudiantes, pero a lo que no tienen acceso los profesionales. Serían, podríamos decir, muchas conductas que se dan en lo privado, entre el grupo de iguales, por lo que el alumnado sí conoce y se cuestiona la existencia de diversas situaciones en las que puede observarse cierto grado de desigualdad o de tratamiento discriminatorio, pero los profesionales de la educación no pueden acceder a ellas para intervenir.

En la adolescencia, etapa evolutiva en la que las relaciones con el grupo de iguales tiene un papel primordial, se hace imprescindible la psicoeducación con el fin de favorecer relaciones sanas, que les aporten bienestar, felicidad y confianza, permitiéndoles crecer con una libertad individual donde el deseo y la búsqueda de crecimiento personal sea respetado y valorado por cada persona y el contexto relacional.

Es en esta etapa cuando surge la exposición a nuevas y numerosas situaciones sociales (Instituto, amistades, salidas, noviazgo…), donde la familia ya no es un elemento protector o variable de control de la conducta del adolescente. Dichas experiencias pueden ser un riesgo si se presentan como dificultosas y el chico no tiene recursos personales para una gestión adecuada de éstas. Ante esta situación, puede presentar conductas inadecuadas, machistas en este caso, basadas en esquemas cognitivos desadaptativos, creencias prejuiciosas y erróneas respecto a las relaciones o unas habilidades sociales empobrecidas.

Durante la adolescencia se produce un proceso de individualización, de desarrollo de la identidad personal. Pero éste no se produce en un contexto aséptico, sino que se produce en interacción con las demás personas, con el entorno relacional, el cual tiene un efecto de control de la conducta muy importante. El joven adolescente, en su proceso de individualización, tenderá a adquirir e incorporar a su repertorio conductas que son reforzadas por su entorno próximo, su grupo de iguales, por lo que es un momento crítico para la intervención.

En la etapa adolescente formamos mucho de lo que seremos en el resto de nuestra vida y asociar esta parte de nuestra vida con una correcta actuación ante las situaciones injustas y desiguales es muy relevante.

El enfoque de prevención “Caballo de Troya”.

Desde ASIO consideramos que es evidente que el grupo de iguales puede actuar como agente preventivo, debido principalmente a su proximidad afectiva a sus miembros, así como por su capacidad para influir en el comportamiento de los mismos. De esta forma, tal y como el famoso caballo de Troya fue utilizado para introducir dentro de las murallas a un grupo de soldados, nuestro caballo de Troya, el joven, el colega, el amigo, puede actuar de forma más efectiva desde el mismo centro del grupo de iguales, mimetizándose con las amistades y actuando de forma continuada y próxima, orientando y moldeando las respuestas de sus amigos hacia creencias, valoraciones y sistemas relacionales basados en la igualdad.

Sin embargo, los propios jóvenes muestran en diversas investigaciones que disponen de una información sobre la igualdad y la violencia machista muy limitada. También es evidente que pueden no disponer de habilidades verbales ni conocimientos sobre modificación de conducta que les permita influir en el comportamiento de los compañeros; en definitiva, los jóvenes no son profesionales de la intervención en modificación de conducta y aunque fueran capaces de identificar, en la teoría, conductas machistas, en la prácticas no sabrían qué hacer para que sus compañeros cambiaran hacia estilos de relación igualitarios con las chicas.

De ahí que consideramos como una alternativa útil y atractiva el formar a jóvenes como agentes de intervención para la prevención de las conductas machistas, a fin de que puedan intervenir con cierta expectativa de éxito en el comportamiento de sus amistades y conocidos. Consideramos este proyecto especialmente útil por ir orientado a la capacitación como agentes activos para la prevención de las conductas machistas en el entorno próximo del grupo de iguales.

Entendemos que hay jóvenes que ya disponen de recursos personales para mantener una actitud de respeto, con creencias relacionales basadas en la igualdad, y con un rechazo hacia las conductas machistas. No obstante, también somos conscientes de que no están capacitados para actuar como agentes preventivos al no conocer las técnicas, verbales y motivacionales, para influir positivamente en la conducta de su grupo de iguales. No encontraríamos con una buena “materia prima”, con voluntad e interés, pero sin conocimiento prácticos para poner en funcionamientos estos recursos personales.

Ese es nuestro objetivo, proporcionar ese último moldeamiento de la “materia prima” para tener un producto preventivo de calidad y esto es importante porque, como indica María Jose Díaz-Aguado, Catedrática de Psicología de la Educación de la Universidad Complutense, ha encontrado en diferentes investigaciones a lo largo de los últimos 15 años cómo “los chicos y chicas que habían recibido algún tipo de formación en prevención de la violencia de género tenían un menor riesgo de sufrir o ejercer violencia en un futuro”. Por lo tanto, hay que hacerlo porque funciona.

¿Y por qué ponemos el foco de la intervención en los chicos?

Evidentemente no pretendemos estigmatizar a los jóvenes como machistas, pero es inexcusable entender que la mayoría de las personas que muestran conductas machistas son varones (niños, jóvenes o adultos) y esta asimetría basada en el género no puede obviarse en una intervención como la que proponemos.

De una parte, y como hemos indicado anteriormente, la violencia machista se fundamenta en una relación asimétrica entre chicos y chicas, donde los chicos pueden “sentirse” con el derecho, legitimados para actuar desde una posición de dominación, con respecto a las chicas.

Por la propia configuración del problema, como problema de jerarquías, dominación y diferencia de roles, desde hace ya mucho tiempo se viene constatando que las chicas utilizan en mayor medida un tipo de lenguaje y de relación basada en la asertividad y valores de igualdad de género, siendo los chicos los principales “actores” de las conductas machistas. El rasgo más obvio dentro de las causas de la violencia de género entre pares es su naturaleza masculina, en tanto sus perpetradores suelen ser los alumnos, los chicos.

En este contexto, la influencia más potente sobre las conductas machistas de los chicos será la que ejercen aquellos elementos con, como mínimo, su mismo nivel “jerárquico”, ya que las chicas, como es lógico, tendrán menos capacidad para influir en estos jóvenes al ser consideradas como “jerárquicamente inferiores”. De ahí que nuestro proyecto se dirija a chicos, con capacidad de ascendencia sobre su grupo de iguales, para que actúen como agentes moduladores, con control contingencial de las conductas machistas, con capacidad para moldearlas hacia estilos relacionales igualitarios.

1Amurrio, M., Larrinaga, A., Usategui, E. & Del Valle, A. I. (2010). Violencia de género en las relaciones de pareja de adolescentes y jóvenes de Bilbao. Zerbitzuan: Gizarte zerbitzuetarako aldizkaria = Revista de servicios sociales, (47), 121-134.

Objetivos

El objetivo del programa es “capacitar a un grupo de jóvenes para que puedan ejercer directamente una tarea profiláctica sobre su grupo de iguales, actuando de forma adecuada y orientada para la eliminación de conductas machistas y de violencia de género en su círculo próximo de influencia”.

Este objetivo se concreta en una serie de objetivos específicos, más concretos, y que nos permiten visualizar de forma más adecuada el fin último de la intervención:

  • Ofrecer información real y veraz para permitir a los jóvenes conocer, manejar y aclarar los conceptos básicos sobre la conducta machista y la violencia de género.
  • Entrenar a los jóvenes en habilidades verbales y personales que les permitan incitar, sugerir y manejar el debate racional sobre las conductas machistas y la necesidad de estilos relacionales igualitarios.
  • Entrenar a los jóvenes en técnicas motivacionales, adecuadas para orientar hacia el cambio en las conductas machistas.
Contenidos

Los contenidos concretos que se abordarán, agrupados por sesiones de trabajo son:

SESIÓN 1:

  • Presentación de los contenidos.

  • Configuración del grupo de trabajo; autoevaluación.

  • Sexismo vs igualdad.

  • Los orígenes de la conducta machista: el patriarcado y el poder.

  • Actitudes, mitos y creencias que justifican la violencia machista.

  • Micromachismos y relaciones de igualdad.

SESIÓN 2:

  • La conducta machista como conducta aprendida.

  • Aprendizaje vicario de la conducta machista.

  • Socialización y machismo: análisis contextual del machismo.

SESIONES 3 y 4:

  • Estrategias de interacción verbal moduladoras de la conducta.

  • La relación de ayuda: el manejo de técnicas motivacionales y orientación hacia el cambio en las conductas relacionales.

  • La entrevista motivacional: estrategias para ayudar a cambiar.

  • Habilidades para la gestión del conflicto.

  • Solución de problemas y toma de decisiones.

SESIÓN 5:

      • Evaluación de la implementación del programa (análisis de situaciones en las que los jóvenes han puesto en práctica las habilidades adquiridas en la formación).

      • Debate y análisis de las mejoras a implantar.

Metodología

Metodología de trabajo.

La metodología empleada para el desarrollo del programa está basada en los principios de actividad y participación. Pretende propiciar la formación de los jóvenes considerándolos como algo más que meros receptores de la información.

También tiene presente la adaptabilidad de la información transmitida y de las actividades, el nivel adaptado o adecuado a las características y necesidades de los jóvenes participantes, de tal manera que supongan un aprendizaje pleno y extrapolable fuera de las sesiones, objetivo éste inexcusable por la propia orientación del proyecto.

Para ello se combinan breves explicaciones teóricas, exponiendo los conocimientos necesarios, con la realización de actividades que permitan la ejecución práctica de estos conocimientos adquiridos. Como ejemplo de actividades prácticas a realizar durante el curso podemos destacar:

  • Análisis colectivo de situaciones reales, situaciones que han vivido los propios jóvenes y que aportan para su estudio.

  • Realización de casos prácticos: Consiste en realizar diferentes casos prácticos que propicien escenarios de aprendizaje reales o ficticios, donde los jóvenes puedan planificar, desarrollar y evaluar acciones concretas, posibilitando además un amplio análisis e intercambio de ideas dentro del grupo.

  • Sesiones de Role-Playing: Es un proceso de aprendizaje en el que cada participante representa un papel o Rol y en el que se ponen en juego las habilidades y conocimientos adquiridos a través de la exposición del formador, teniendo la oportunidad de experimentar directamente las conductas que se quieren desarrollar y corrigiendo posteriormente el desempeño realizado en dicha acción.

Autodiagnóstico donde se hace un análisis de las propias competencias y la puesta en práctica hasta el momento en la vida diaria.

Como puede comprobarse, desde nuestro proyecto hay un énfasis mayor en la orientación psicoeducativa, a partir de la cual se entiende que el objetivo básico que se persigue es proporcionar a los jóvenes nuevos recursos personales (habilidades, capacidades…) para que adquieran nuevas y mejores estrategias que les permitan modificar su entorno y su propio lugar dentro del mismo, influyendo de forma efectiva como agentes de intervención.

A quién va dirigido

La población a la que se dirige el programa “Caballo de Troya” podemos dividirla en dos grandes grupos:

    • Jóvenes participantes en el proyecto. Serían los 10-15 jóvenes, de entre 12 y 16 años de edad, por cada uno de los 5 Centro Educativos, que participarán en el proyecto formativo, siendo los receptores directos de la formación para capacitarse como agente de intervención en la prevención de la violencia machista en su grupo de iguales.

    • Grupo de iguales de los participantes. De forma indirecta, el programa pretende actuar sobre los jóvenes del grupo de iguales de los jóvenes participantes, incidiendo sobre su conducta a través de éstos a fin de realizar una actuación de concienciación, sensibilización y prevención.

Por ello, la población diana no puede limitarse a los 50-75 jóvenes participantes, sino que va más allá, a modo de “bola de nieve”, logrando un efecto sinérgico a partir del cual, el programa permite alcanzar a los verdaderos sujetos-diana, los jóvenes que muestran ya conductas machistas en su interacción con las chicas.

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El Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha subvenciona el 100% de este taller.

Si necesitas más información, envíanos un correo a mujer@asociacionasio.es

PARTICIPA

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REQUISITOS para PARTICIPAR:

El taller se podrá realizar en Institutos de ESO de la localidad de Albacete. El Instituto seleccionará los 10-15 participantes en el proyecto y facilitará una clase para las sesiones.

Debe existir un compromiso para realizar una encuesta de satisfacción (aquí) y emitir un certificado de que hemos realizado el taller en su centro (modelo aquí).

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